Vivimos en
un mundo en apariencia gobernado por sujetos que no parecen ser más
que títeres y marionetas. Los apéndices dirigidos desde la sombra
por conglomerados multinacionales y lobbies de poder.
En un
sistema tal, autoeditarse y autopublicarse a lo Juan Palomo, como
hacemos muchos autores independientes y aficionados, supone tanto un
llanto de desesperanza y auxilio como un rugido de protesta y un acto
de rebeldía.
El autor
autopublicado no acepta un no por respuesta. Publica lo que le da la
gana y como le da la gana. No hay editorial, distribuidora ni
tendencia de mercado que le tosa ni le ladre. En la mayoría de los
casos, con tan sólo sus propios medios, sin la ayuda ni el respaldo
de profesional alguno del sector, el propio autor escribe, corrige,
edita, reestructura, reescribe, maqueta y organiza su obra. A ella le
dedica cariño, trabajo, esfuerzo y la máxima atención. Todo ello
para que su criatura salga al mundo lo mejor posible y darla aconocer.
Claro que
los medios internáuticos gracias a los cuales el autor autopublicado
puede autopublicar (valga la redundancia) son también parte del
sistema. Así que esta supuesta libertad no deja de ser otro
espejismo más. Aunque de momento parece un espejismo bastante
convincente.
¿Supone
esto que la obra de un autor autopublicado no tendrá errores? Por
supuesto que no. Podrá tener los mismos fallos que cualquier otra
publicación. Ni más ni menos. Pero el autor independiente habrá
intentado dar lo mejor de sí (sea esto mucho o poco).
¿Supone
esto que las obras autoeditadas son mejores que las publicadas por
las vías tradicionales? Pues no. Por mucho cariño, esfuerzo,
esperanzas y empeño que un autor indie ponga en su novela, esta
puede ser también una mierda con mayúsculas. Como cualquier otra.
Pero al menos los autores autopublicados no nos dejamos llevar por
modas, censuras impuestas ni intereses editoriales. Ofrecemos una
alternativa real y tangible. Entre los autores independientes puedes
encontrar de todo, desde lo sublime a lo espantoso, pasando por lo
tremebundo y lo inefable.
Por todo lo
anterior, he decidido colocar el siguiente sello en la portada de mis
obras autopublicadas:
(cc) Juan
Nadie, 2015
Habrá a
quien esto le parezca una solemne chorrada. Y tendrá razón. Pero me
da la gana hacerlo y así lo haré.
Cualquier
autor autopublicado que quiera copiar este sello para sus propias
obras, puede hacerlo sin problemas. O crear su propia versión del
mismo.
Que la red de redes es libre (o casi).
Al menos por ahora.
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